Cada vez son más los consejos escolares, directores y profesores que reconocen el valor del mindfulness en la educación. Los profesores se entregan en cuerpo y alma a su trabajo, y la mayoría de los niños aprenden con entusiasmo y disfrutan yendo a la escuela. Sin embargo, muchos niños y profesionales de la educación experimentan niveles crecientes de estrés. El malestar en las aulas, los problemas de comportamiento y la sensación de sobrecarga constante van en aumento, mientras que la tan necesaria paz interior desaparece cada vez más. El "botón de encendido" funciona bien, pero a menudo parece que falta el "botón de pausa".
Una buena educación no consiste sólo en impartir conocimientos, sino también en desarrollar valores, comportamientos y la forma en que nos tratamos a nosotros mismos y a los demás. Para que los niños rindan a su propio nivel, la paz interior y la atención consciente son esenciales. Para los profesores, esa misma calma y presencia son igualmente importantes para enseñar bien. Afortunadamente, es posible entrenar este "músculo de la atención".